Hoy es el primer día de vacaciones de mi vida... Por ahora parece el comienzo de un fin de semana normal, pero ya el próximo lunes me daré cuenta de lo que significa que la rutina se detenga por una temporada.
Comienzan las vacaciones después de mi primer trimestre en el colegio. Desde mediados de abril empecé a ir a mi guardería, Inspire Children's Nursery. Ha sido un aterrizaje suave en la vida de estudiante, yendo sólo 3 días por semana de 8 a 12. Además, he estado en la misma clase donde ya iba mi amiga Luciana, así que no llegué como un absoluto desconocido.
Los primeros días estuve sólo un par de horas para irme adaptando. En general, estuve siempre tranquilo y sólo lloré un par de veces al ver que papá o mamá se iban y me tenía que quedar en el colegio sin ellos. Al poco tiempo ya me había convencido de que estaba en un entorno seguro, donde podía jugar todo el tiempo con mis nuevos amigos, y rodeado de gente cuya única preocupación es que estuviésemos bien y divirtiéndonos.
Una de esas personas tan especiales ha sido Novella, mi primera profesora y quien hizo que disfrutara plenamente de esta experiencia desde el primer día. Y gracias a quien hoy puedo decir que he hecho grandes progresos: he aprendido a comer solo, he aumentado mi repertorio de canciones, he mejorado en coordinación y en agilidad, entiendo cuándo hay que cumplir con una rutina determinada y he aprendido a compartir con los demás. De todas las actividades, probablemente las que más me gustaban era la hora de juegos en el sótano, con todo ese espacio y esa cantidad de juguetes, y la hora de piscina de los miércoles.
Una de las consecuencias de empezar a ir a la guardería, dicen, es que nos enfermamos un montón. Yo la verdad no me puedo quejar, en general, aunque por supuesto algo cogí y lamentablemente perdí algunos días: estuve dos semanas sin poder ir por culpa de un virus que me produjo fiebre -nada importante- y que además me provocó una reacción alérgica en todo el cuerpo. En vez de a clase, tuve que ir prácticamente cada día al doctor. Y lo peor es que coincidió con la visita de mi tía Patricia y Miguel Ángel, y nos impidió disfrutar plenamente de su estancia. El doctor -y todos los demás- no están de acuerdo con el diagnóstico de mi papá, pero él insiste en que la alergia seguramente haya sido a la presencia de mi tía...
Para quienes les gusta mi página en Facebook, o quienes me siguen como @emiliomontes en Twitter, he ido contando poco a poco algunos detalles más del día a día. Así seguiré haciéndolo, e intentaré seguir escribiendo regularmente en el blog elaborando en más detalle todas las nuevas experiencias.
Para terminar, y hablando de aprender, quiero tener un recuerdo muy especial de mi tío Alejandro: él sí que ha dejado una huella enorme en todos aquellos que han compartido momentos de su vida. Espero, en la medida en que me haga mayor, poder comprender y ser capaz de valorar y aplicar todas sus enseñanzas. Te queremos mucho.
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