Esta mañana volvimos a ver al doctor MAC. En el momento de entrar a su consultorio, empecé a gritar, nervioso. En parte porque me estaban interrumpiendo mi comida y en parte porque creo recordar que la última vez que estuve en ese lugar sentí mucho dolor. Ni siquiera los peces de colores en medio de la sala me lograron calmar. Al rato supe por qué no me gusta mucho ese sitio... después de que el doctor me examinó, me hizo beber algo muy desagradable y luego me dio un pinchazo en la pierna: las vacunas de este mes.
La buena noticia es que todo marcha perfectamente: con casi cuatro meses, mido 62,5 cm, lo normal, y soy un gordo que pesa 7 Kg (en el límite superior de lo normal, igual que mi papá).
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