¡Feliz cumpleaños, mamá! Te amo...
Después de una larga noche -me desperté varias veces y me costaba volver a dormir- en la que mamá tuvo que desvelarse, esta mañana muy temprano me levanté y con papá fuimos a despertar a mamá a la cama para darle el primer beso de cumpleaños. La noté diferente, muy bonita y probablemente pareciendo más joven; papá me contó que se había cortado el pelo y me dijo que, aunque él tampoco se fija en esas cosas habitualmente, es muy importante poner atención y elogiar a las mujeres en esos casos.
Con papá llevamos tiempo pensando en qué regalarle o qué sorpresa prepararle a mamá y no hemos podido ponernos de acuerdo. Yo he tenido un montón de ideas, pero papá no me ha sido de mucha ayuda en esta ocasión; creo que para el año que viene voy a tener que organizarlo todo yo solo, porque si sigo esperando a que él haga algo, nos vamos a quedar otra vez igual.
Lo bueno es que coincidencialmente Feriel -la amiga de mamá de Túnez con quien vivió en Barcelona- está visitando Dubai este fin de semana. Fuimos a almorzar con ellos en el Dubai Mall y después fuimos a tomar el aire en el Boardwalk, mirando el Creek. Nunca habíamos estado allí y es un lugar muy bonito.
Pero lo agradable del lugar lo estropeé con mis gritos: quizás era por la molestia -incluso comer mis galletas me duele- de los dientes, que parece que por fin van a salir, o quizás era por envidia al ver que hoy mamá me estaba robando el protagonismo.
La realidad: seguramente una mezcla de las dos. Es cierto que siento dolor en las encías y quiero estar mordiendo cosas todo el día, preferiblemente frescas. Pero también es verdad que, una vez regresamos a casa, me calmé y me dediqué a hacer lo de siempre: jugar con mis cosas, coger las cosas de mis papás y ver los Simpson en la tele.
Ahora, que ya estamos todos cansados, me voy a dormir y voy a dejar que mis papás -si no los vence el sueño antes- disfruten de una buena botella de vino.
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