Saturday, March 20, 2010

Chapuzón

Papá salió un momento a comprar un módulo más de espuma ahora ya tengo prácticamente todo el suelo de mi cuarto cubierto (y las esquinas acolchadas) para poder jugar, caerme y revolcarme, supuestamente sin peligro.

Cuando regresó, nos cambiamos, me pusieron un pañal de colores y enterizo, algo más abultado que los normales; encima, la pantaloneta de baño y, para bajar a la piscina, me cubrí con mi albornoz. Como ya era el final de la tarde, no hacía tanto calor. Papá se metió primero al agua. Yo, de pie en el borde de la piscina, no podía esperar a tirarme con él.


Por fin, cuando me dejaron tirarme al agua, la sensación fue muy agradable: el agua estaba más fresquita que en la bañera y además me cubría entero. Estuvimos chapoteando, nadando de espaldas e incluso me sumergí un par de veces. Después se metió mamá con nosotros, y jugamos un rato más, hasta que en una voltereta de papá tragué un poco de agua y decidimos salir.


Tras relajarnos un rato en la hamaca, fuimos a la pequeña piscina con chorros, que a mamá le gusta mucho. Para mí, el agua estaba demasiado caliente, así que me que quedé en el charquito de al lado, debajo de la fuente de agua fresquita. Ahí estuve jugando un rato con dos niñas que tenían una pelota.


Tras el día de playa del pasado fin de semana, ¡hoy ha tocado chapuzón en la piscina! De cualquiera de las maneras, me gusta mucho el agua. Y ahora toca siesta.
Para los tres.

Sunday, March 14, 2010

Ocho meses: playa, turismo, amiguitas

Un mes más: hoy hace ya ocho meses que nací. El tiempo pasa muy rápido y echando la vista atrás impresiona el ritmo al que progresamos los bebés. Ya me levanto con facilidad, me aguanto en pie e incluso empiezo a dar tímidamente algún paso agarrado de la mesa. Aún espero que me salgan mis primeros dientes, que llevan ya semanas amenazando: me duelen mucho las encías y estoy babosísimo.

Ayer decidimos ir a dar un paseo, aprovechando el buen clima y antes de que haga demasiado calor. Al final de la tarde estuvimos visitando el centro de Dubai: caminamos por Bastakiya, un pequeño barrio restaurado al estilo de las antiguas construcciones locales, recorrimos el souk textil y por último vimos el atardecer en el Creek, donde había un montón de gente cruzando el canal en unos barquitos pequeños que en árabe se llaman abras.

Antes, fuimos a almorzar a Ajman, un pequeño Emirato al norte. Dice mamá que allí ya estuvimos hace exactamente un año con el tío Otto, cuando yo tenía 5 meses en su barriga (la de mi mamá, obviamente). Desde la terraza en la que almorzamos, mientras papá dormía la siesta, con mamá estuvimos mirando hacia el jardín y disfruté mucho escuchando el canto de los pájaros y viéndolos venir a jugar entre las flores. Después bajamos a caminar en la playa; ya en septiembre, en Eid, estuvimos un rato en la playa de Dubai, pero hoy estuve por primera vez jugando con la arena. Había marea baja, así que la playa era ancha y tenía un gran trozo de arena húmeda, muy divertida. Después metimos los pies en el agua con papá... apenas me dejaron chapotear un poco, supongo que porque no teníamos ropa de baño. Espero que pronto volvamos al mar, pero preparados para darnos un buen baño y revolcarnos en la arena.

Una anécdota más del día: mientras almorzábamos, dos muchachas que estaban a un par de mesas de nosotros no dejaban de mirarme. Estuvimos sonriéndonos hasta que por fin una de ellas, que se cubría con un pañuelo, se acercó hasta nosotros y me llevó, con silla y todo, a su mesa. Estuve jugando y conversando largo rato con ellas, mientras mis papás terminaban de comer.

No es la primera vez que hago amigas tan fácil. El jueves salimos a cenar con amigos de papá del trabajo en Madinat Jumeirah y mientras ellos hablaban de sus cosas, dos niñas también me hacían guiños. Una de ellas se levantó, me cargó, estuvimos jugando y hasta se hicieron fotos conmigo. Resultaron ser dos chicas saudíes, estudiantes de Riad, que estaban en Dubai en un congreso de odontología. Estaban completamente cubiertas con sus abayas y a punto estuve de arrancársela a una de ellas; creo que es la primera vez que tengo un contacto tan cercano con gente de la región.

Pues sí, creo que les gusto a las mujeres, de todas las edades. Frecuentemente me paran por la calle para acariciarme y jugarme... Papá no puede ocultar un cierto orgullo y dice que espera que cuando yo crezca mantenga ese encanto y pueda seguir engatusando a las mujeres con tanta facilidad y éxito. Eso espero yo también.

Saturday, March 13, 2010

Mi habitación

Esta noche he dormido solo en la otra habitación. Al acostarme realmente no me di cuenta de nada diferente, pero cuando me desperté en mitad de la noche me puse algo nervioso al ver que estaba en otro sitio y que mis papás no estaban ahí.

Así que por fin he descubierto lo que estaban organizando
durante todos estos días: finalmente ayer papá pasó mi cuna al otro cuarto. Por cierto, aprovecharon para cambiarla a la posición más baja, pues ahora ya me levanto sin ningún problema y tienen el temor de que yo sea tan torpe como para tirarme por encima de la baranda.

Mamá ha estado mucho más estresada que yo, desde luego. Lleva tiempo diciendo que tenía que sacarme de la habitación, que ya estoy mayor; sin embargo, ha ido pasando el tiempo y ahí seguía, en el cuarto de mis papás, que de todos modos es bastante grande y yo tenía mi rincón independiente. Pero estaba hablando de mamá: la pobre no ha dormido nada anoche, nerviosa, pendiente de mí. En algún momento creo que incluso se llevó la almohada al sofá de la que ahora es mi habitación sólo para poder estar cerca de mí y velar mi sueño.


Además de mover la cama, también han puesto una estantería y mamá ha organizado allí todos mis muñecos y juguetes. La verdad es que me gusta como está quedando. Y me gusta mucho también que tengo una ventana grande al lado de la cuna, así que por las mañanas al despertarme veo el amanecer y el sol brillando sobre los edificios al otro lado de la carretera.

Tuesday, March 9, 2010

Papá, viajando. En casa, cambios

Durante estas últimas semanas, papá ha tenido que pasar bastante tiempo fuera por viajes de trabajo. Primero estuvo en Jordania, Líbano y Siria. Fue casi toda una semana y me he dado cuenta de que lo echo de menos cuando no está. De algún modo, le preguntaba a mamá por él; y cuando llamaba por teléfono yo me emocionaba mucho al oír su voz.

Esta semana ha estado un par de días en Teherán. Regresó ayer y cuenta que es un sitio muy interesante, con gente muy amable y cordial, pero que vive con muchísimas limitaciones y restricciones, tanto por el propio régimen que sufren como por el embargo al que están sometidos: por ejemplo, igual que en Siria, no funciona Internet -ni siquiera el correo- en el móvil; y en Irán, además, es
prácticamente imposible pagar con tarjeta de crédito.

Mientras tanto, en casa, hemos estado haciendo algunos cambios: con Carolina, mamá puso un papel decorando la habitación de invitados, que tiene dibujados los mismos muñecos que mis sábanas. Papá después colgó en la pared unas figuras de madera con los mismos muñecos.


Y en el salón, una vez más, lo hemos movido todo para volver a instalar allí el televisor. Lo hemos sacado del cuarto de invitados, donde ahora hay un gran espacio vacío. Me pregunto qué querrán hacer mis papás ahí...