Ayer decidimos ir a dar un paseo, aprovechando el buen clima y antes de que haga demasiado calor. Al final de la tarde estuvimos visitando el centro de Dubai: caminamos

Antes, fuimos a almorzar a Ajman, un pequeño Emirato al norte. Dice mamá que allí ya estuvimos hace exactamente un año con el tío Otto, cuando yo tenía 5 meses en su barriga (la de mi mamá, obviamente). Desde la terraza en la que almorzamos, mientras papá dormía la siesta, con mamá estuvimos mirando hacia el jardín y disfruté mucho escuchando el canto de los pájaros y viéndolos venir a jugar entre las flores.

Una anécdota más del día: mientras almorzábamos, dos muchachas que estaban a un par de mesas de nosotros no dejaban de mirarme. Estuvimos sonriéndonos hasta que por fin una de ellas, que se cubría con un pañuelo, se acercó hasta nosotros y me llevó, con silla y todo, a su mesa. Estuve jugando y conversando largo rato con ellas, mientras mis papás terminaban de comer.
No es la primera vez que hago amigas tan fácil. El jueves salimos a cenar con amigos de papá del trabajo en Madinat Jumeirah y mientras ellos hablaban de sus cosas, dos niñas también me hacían guiños. Una de ellas se levantó, me cargó, estuvimos jugando y hasta se hicieron fotos conmigo. Resultaron ser dos chicas saudíes, estudiantes de Riad, que estaban en Dubai en un congreso de odontología. Estaban completamente cubiertas con sus abayas y a punto estuve de arrancársela a una de ellas; creo que es la primera vez que tengo un contacto tan cercano con gente de la región.
Pues sí, creo que les gusto a las mujeres, de todas las edades. Frecuentemente me paran por la calle para acariciarme y jugarme... Papá no puede ocultar un cierto orgullo y dice que espera que cuando yo crezca mantenga ese encanto y pueda seguir engatusando a las mujeres con tanta facilidad y éxito. Eso espero yo también.
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